La probabilidad de sufrir un accidente por desorientación (choques automovilísticos o caídas, por ejemplo) es hasta 60% mayor cuando se sufre algún tipo de dolor. Según la Asociación Americana de Fisioterapeutas, nuestra capacidad para distinguir la derecha de la izquierda puede verse alterada por el dolor. Esto sucede porque las redes cerebrales implicadas en la determinación de estas direcciones se sienten confundidas (como si el mapa virtual de nuestro cerebro estuviera un poco borroso) ante la aparición de un dolor agudo.